LOS BENEFICIOS DEL TAI CHI
Son pocas las personas que no han oído hablar alguna vez de este
ancestral arte oriental. Sin embargo, no son tantos los que conocen en que
consiste en realidad, ni tampoco sus grandes beneficios para la salud física y
psicológica, los cuales le han permitido una tremenda expansión a nivel mundial.
Aunque es difícil en un artículo escrito hacer entender de una manera
vivencial lo que el Tai Chi Chuan nos puede aportar a todos los niveles, vamos
a tratar de transmitir lo mejor posible algunos conceptos esenciales.
El Tai Chi tiene una visión holística del ser humano; considera al hombre una
unidad, un conjunto donde todas las partes están relacionadas entre sí y donde
todo influye en todo.
En ese sentido, la moderna psicosomática viene investigando desde hace
tiempo estas evidencias, de las que ya los antiguos tenían constancia. Hoy se
sabe de forma científica que, por ejemplo, una persona con depresión
experimenta una importante disminución de sus anticuerpos. Su sistema
inmunológico queda debilitado lo que facilita la aparición de enfermedades. Podemos
comprobar entonces como un problema de origen psicológico termina claramente convirtiéndose
en un problema físico.
En nuestra sociedad hoy en día son relativamente altos los niveles de estrés y ansiedad, por citar tan solo dos de los males más comunes. Esto acaba afectando siempre, tarde o temprano, a nuestro cuerpo.
Nuestro cerebro, a través de nuestro sistema nervioso, envía impulsos constantemente a todo nuestro organismo: a nuestros músculos (esto es lo más evidente) y también a nuestros órganos internos. Cuando estos impulsos vienen en mal estado, la salud y el equilibrio natural de todo el sistema va siendo dañado. Si esta situación se prolonga a través del tiempo, ese equilibrio se rompe y, finalmente, aparecen dolores y enfermedades.
El Tai Chi, como uno de los métodos psicosomáticos por excelencia, trata de
restaurar y mantener el equilibrio y la armonía perdidos.
A través de sus movimientos suaves y su concentración serena vamos consiguiendo una mente centrada y estable, paz en nuestras emociones y relajación, fluidez y energía en nuestro cuerpo.
Es interesante constatar con la práctica del Tai Chi, la simbiosis e
influencia mutua que se produce entre la mente y el cuerpo. El cuerpo es un espejo
de la mente, por lo que, así como este nuestra mente, estará nuestro cuerpo. De
la misma manera, por ley de correspondencia, también el cuerpo puede influir en
la mente y las emociones. Si conseguimos generar un patrón de comportamiento
armónico en nuestro cuerpo, podremos influir positivamente en nuestra psiquis.
Cada vez hay más científicos que reivindican la disciplina de la
psicosomática y, especialmente en medicina, se han conseguido hacer grandes
avances en este campo a nivel de experimentación. En referencia a esto cabe
mencionar que lo más avanzado en investigación médica en la actualidad no se
está dando en el campo de la química (medicamentos) o la cirugía, sino en el
del electromagnetismo. Y ese electromagnetismo tiene una relación directa con
nuestro cerebro y nuestro sistema nervioso. Por tanto, si somos capaces de
dirigir nuestros pensamientos podremos dirigir nuestra energía electromagnética
y auto-curar dolencias o desequilibrios energéticos y físicos, como demuestran
las investigaciones que se han realizado sobre Chi Kung (trabajo de energía) terapéutico.
Por otra parte, esta profunda y completísima disciplina no solo reduce y disminuye nuestros aspectos negativos sino que, además, potencia los positivos.
El Tai Chi en su constante búsqueda de la armonía entre los complementarios
(Yin y Yang) permite a cada
cual encontrar lo que necesita, es decir, o bien liberarnos de aquello que nos sobra, o bien conseguir aquello que nos falta. La agitación psicológica y la tensión y
rigidez en el cuerpo (exceso de yang) son disminuidas y la dispersión mental y
la debilidad física (exceso de yin) son paliadas con un aumento de la
concentración y de la energía.
Como hemos mencionado, existe en primer lugar un trabajo de “vaciado”, tanto
de las tensiones y rigideces del cuerpo, como de la mente. Es como una especie
de limpieza interior de todas las suciedades que se han ido acumulando durante
años y que han acabado por atascar las tuberías. Cuando realizamos ese trabajo
de desatasco de los conductos, la energía vuelve a fluir nuevamente por ellos. Esto
produce en nuestro organismo un aumento y expansión de lo que en China se denomina
el Chi, la energía vital del cuerpo.
A su vez, nuestra mente también se va volviendo más libre, fluida y
descondicionada, lo que nos permite ir ganando en claridad mental, serenidad y
discernimiento.
Un trabajo paciente y consciente en esta dirección acaba por transformar
positivamente nuestro carácter, volviéndonos mas sosegados, naturales, alegres
y optimistas.
El cultivo de este “vaciado” (Yin)
nos llevaría a un segundo trabajo: el “llenado” (Yang), en donde se desarrollan aspectos como la fuerza interior, la
voluntad, la determinación y otros elementos internos que aumentan nuestra
energía y capacidad a todos los niveles.
En este sentido, la búsqueda de esa anhelada fuerza interior nos va
llevando al aspecto marcial del Tai Chi, que, en sus diversos niveles, tiene la
capacidad de irnos acercando paulatinamente al verdadero objetivo de este noble
arte: el conocimiento y el dominio de nosotros mismos.
Unos de los principios del Tai Chi dice que debemos “mantener la
inmovilidad en el movimiento”, es decir, mantener la quietud y la serenidad de
la mente en medio de la actividad. Las prácticas de Tai Chi marcial, como las de cualquier arte marcial interno auténtico,
además de ser altamente efectivas para la defensa personal, son las únicas que
en realidad nos garantizan poder mantener la fluidez, la concentración y la serenidad de la mente y el corazón en medio de la batalla de la vida.
El Tai Chi Chuan es un camino sin límites en el que el practicante va profundizando y dominándose a si mismo cada vez más a medida que practica.
En un mundo como el actual, con tanta carencia de elementos que nos
permitan conocernos y mejorarnos de una manera real, el Tai Chi viene en
nuestra ayuda para hacernos experimentar vivencias algo más profundas y
hacernos retornar a lo natural, a nuestro verdadero origen que es, según la
cultura tradicional china, la
ARMONÍA.